lunes, 27 de mayo de 2013

LA POLILLA DEL MAÍZ


La Polilla del maíz Sitrotoga cerealella O  es una de las mayores plagas que atacan al grano del maíz en nuestra zona. Estas son pequeñas palomitas de color amarillo grisáceo de entre 6 y 9 milímetros de longitud.


Polilla del maíz
Aunque su distribución es mundial, sin embargo, se expande muy bien en las zonas templadas como es nuestro valle y en general toda Cantabria.  

Estos insectos pueden atacar los cultivos en el campo, pero es más frecuente encontrarlos en el periodo de almacenamiento o incluso durante el secado en llezas. La presencia de la polilla se detecta fácilmente al mover las panojas o el propio grano. Las larvas perforan el grano y se alimentan en su interior. El daño que causa en las panojas tiene un aspecto muy peculiar; en los granos aparece unos pequeños  agujeros. Los daños causados por las larvas son considerables al destruir internamente los granos. También ataca a otros cereales como el trigo.

 
Daños causados por la palomita del maíz en una panoja
 
Estas ponen los huevos parecidos a escamas en grupos de que cambian del blanco al rojo al acercarse la emergencia de la larva. Las larvas horadan los granos y completan su desarrollo en el interior hasta la emergencia del adulto.
 
Estado general de desarrollo de los insectos.1. Huevos. 2. Larva. 3. Crisálida. 4. Mariposa adulta
 
El ciclo de la polilla del maíz se desarrolla de forma óptima entre 26 y 30 ºC, cesando su crecimiento a una temperatura inferior a los 16 ºC. El almacenamiento del grano en zonas umbrías de la casa puede ser un impedimento para el desarrollo de esta plaga.
 
El control de esta plaga se puede realizar mediante medidas culturales como pueden ser la colocación de polilleras con trampas de feromonas. Ver experiencia en las tres  entradas tituladas Utilización de trampas de feromonas  en: www.elmaiz.org. Otra medida cultural pasa por la ventilación de los lugares del almacén  a fin de evitar humedades o aumentos de temperatura.
 
Las medidas químicas pasan por limpiar el lugar de almacenaje antes de introducir el grano mediante pulverización a base de metil pirimifos. Una vez la panoja o el grano almacenado se pulverizan con delmatrín. Todos estos productos y la forma de emplearlos pueden encontrarse en tiendas especializadas.






domingo, 19 de mayo de 2013

PRESENTACIÓN DE LA MONOGRAFÍA: VARIEDADES LOCALES DE MAÍZ DE CANTABRIA


El pasado día 14 y  en la sede del Centro de Investigación y  Formación agrarias –CIFA– de Muriedas, asistimos a la presentación  de la  monografía  titulada Variedades locales de maíz de Cantabria. La presentación corrió a cargo de los autores Benito Fernández, Manuel Mora y Eva García Méndez, técnicos a su vez de la institución.
 
El objetivo de esta monografía es la de divulgar la existencia del importante patrimonio agrícola en Cantabria, en lo referente a variedades locales de maíz seleccionadas y adaptadas durante generaciones, a las condiciones de cultivo singulares de nuestra región. La misma recoge la caracterización de 72 variedades procedentes de distintas zonas de Cantabria, que se custodian en diversos bancos de germoplasma de nuestro país, incluyendo una ficha técnica individualizada de cada una de ellas con datos e imágenes que las describen.

Portada del libro
 
Además y como introducción a la caracterización se explicitan las diferentes teorías  sobre los orígenes del maíz, su implantación en Cantabria y los usos tradicionales del mismo como materia prima panificable. También se recogen en imágenes algunas útiles para su manipulación del Museo Etnográfico.
 
Desde aquí queremos felicitar a los autores y a la institución que lo ha hecho posible.



domingo, 12 de mayo de 2013

EL LADO OSCURO DEL MAÍZ


Con este título el diario el País y en su sección de gastronomía publicaba un artículo el pasado día 19 de abril, sobre la fascinación que algunos chefs sienten sobre el cuitlacoche –el hongo del maíz conocido como Ustilago maydis–, recolectado en México y conocido como la trufa mexicana.
 
La degustación de este hongo es  una herencia prehispánica y aunque en México puede considerarse una comida popular –las quesadillas de cuitlacoche o de huitlacoche, como también se le conoce, hemos tenido oportunidad de degustarlas en repetidas ocasiones en el Distrito Federal–  los chefs de la alta cocina internacional, incluida nuestro Juan Mari  Arzak, los están incluyendo en sus menús. 
 
Este tema ya lo tocamos en una entrada fechada el pasado 14 de septiembre del pasado año titulada ¡Bienvenida la mona! La mona era el nombre que en Cantabria se daba  al hongo y servía para tiznarse la cara por los carnavales.
 
El que sea popular en México y por tanto asequible –en el mercado de La Merced de México DF (una especie de Merca para 9 millones de ciudadanos) –los vimos a precios muy razonables. Sin embargo en nuestro país se adquieren en las tiendas de productos mexicanos y una lata de 380 gramos pueden costar algo más de 15 Euros. Es decir adquieren el tratamiento de delicatesen. 

 
Venta de Cuitlacoche en el mercado de La Merced
 
Sobre la importancia gastronómica del hongo invitamos a nuestros visitantes a la  lectura del citado artículo, para lo cual incorporamos el enlace del mismo:
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/18/actualidad/1366309596_618992.html
 

domingo, 5 de mayo de 2013

LA PRESENCIA DEL MAÍZ EN LOS IMPUESTOS RELIGIOSOS


Hace unos días escuchábamos  en una televisión nacional que los curas de algunas  parroquias gallegas querían restablecer el impuesto eclesiástico denominado la oblata. Se trataría de compensar el descenso de las limosnas derivado de la crisis económica con este impuesto de origen medieval.
 
Al parecer y nos hemos enterado leyendo la prensa local gallega de esos días, el impuesto todavía está vigente en algunas aldeas de la Costa da Morte, cobrándose en metálico entre 5 y 30 euros.
 
 
Sin embargo, en sus orígenes y a partir del siglo XVII en la que se inició la plantación del maíz, el impuesto se pagaba con  maíz y con huevos. Concretamente la oblata consistía en entregar a la institución eclesiástica 7 kilogramos de maíz y una docena de huevos por familia  y año.
 
Hemos traído esta entrada a colación para verificar la importancia que tuvo una gramínea foránea, como recurso para pagar impuestos, en nuestro país. Algunos expertos  sostienen que la llegada del maíz  a la cornisa  cantábrica supuso para el campesinado de la zona, el  que, por primera vez, dispusiesen de excedentes, dado los altos rendimientos que tenía.
 
Conocemos su existencia, gracias a los inventarios de bienes o contabilidades de instituciones eclesiásticas y casas nobles. Cuando fallecía alguien de cierto estatus se realizaba un inventario de sus bienes para adjudicar la herencia, y en él se detallaban las fincas, los muebles, los aperos de labranza, los animales y también el stock de cereales existente en arcas y paneras del difunto.
 
Tipo de arcón donde se guardaba el grano
 
Los monasterios cobraban rentas de la tierra y diezmos a los campesinos. Estos recibían  el diezmo completo –el 10 % de las cosechas–  y rentas en especie por el cultivo de sus tierras, que en este caso eran también proporcionales a la cosecha, cuartos y quintos

 
Es decir, los campesinos tenían que pagar a las instituciones religiosas, cada año, entre un 30 y un 35 % de su producto. El 10 % del diezmo más el 20 % o el 25 % de la producción en concepto de renta, según fuese el cuarto o el quinto. El producto según zonas era preferentemente maíz.


Estas rentas, pagadas también a la nobleza local, fue lo que propició durante el siglo XVIII un boom constructivo en torno a iglesias, ermitas y casonas señoriales.  En definitiva se puede afirmar que la explosión constructiva de ese siglo se debe a un grano, que traído de América, revolucionó la agricultura desde el País Vasco hasta Galicia.